lunes, 3 de mayo de 2010

Una noche en el árbol


Hace unas noches sentado en mi árbol, observaba maravillado el cielo que se mostraba sobre mí, un cielo oscuro y nocturno, pero al mismo tiempo vivo y luminoso, habían lucecitas que brillaban muy juguetonamente, mientras ella La Luna reina y redonda, existía, para darle a ese pequeño monillo un instante de paz, felicidad y sobre todo magia…un monillo logro comprender de las ciencias extraordinarias, gracias a ella, a la bella Luna, que gobernaba dulcemente de 6 a 6. El monillo por un instante dejo de pensar en su banano y solo pensó en la Luna, pero el sentimiento era el mismo, el sentimiento que le daba su banano era parecido al que le daba la Luna.

Una noche volvió a aparecer la Luna, pero esta vez era distinta, no era redonda, sino tenia forma de banano, allí entendí todo, este monillo comprendió, que ya todo tenía sentido, el banano le había dado una señal, que si bien aun no lo encontraba el siempre se manifestaría, en todo lo que el solitario monillo podría encontrar felicidad.

El monillo con una sonrisa contemplaba su luna banano alegrándolo en el cielo, y de repente una monilla se le acerco y al darse cuenta la hipnosis que padecía el monillo, como para regresarlo, solo un poquito al planeta, le dijo: “a mí me han dicho que la luna es de queso”, el monillo volteo la mirada y sonriéndole le dijo “No, no es de queso. Es de banano.”

1 comentario:

  1. Siempre pensé que la luna era la versión maligna del bebé que aparece en el sol de los teletubies. Aparentemente, estaba equivocado.

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